“Pero… ¿te vas a Congo?”; “ ¿ y eso? ”; “Ten mucho
cuidado…”; “Y… ¿qué vas a hacer allí?”
La gente se sorprende. No creen que vayas a ser capaz de
soportarlo, o simplemente no entienden por qué dedicas las vacaciones de todo
un año a meterte en un país que no conoces, que no tiene infraestructuras de
transporte, que sale en las noticias cada día por culpa de una guerra
interminable; un país ajeno, que no te va ni te viene, un país que queda muy
lejos y cuyo alcance no puede penetrar en la burbuja acondicionada en la que
nos encontramos, llena de comodidades y sin mosquitos que transmitan enfermedades
mortales. Entonces ¿para qué ir?
Algunos piensan que, simplemente, te aburres.
Algunos piensan que estás loca.
Algunos te admiran.
Algunos creen que vas porque te hace sentir mejor, que tu
ego se ve colmado y que así puedes sacar de tu cabeza esa “culpabilidad” que un
poco todos llevamos dentro.
Algunos te animan, te dan consejos, te apoyan de verdad.
Otros, aunque no lo entiendan, también te apoyan (¡qué
remedio!)
No existe una sola explicación: existen muchas razones para
ir. Sería imposible explicarlas todas aquí, dejarías de leer. Supongo que son
las mismas razones que tendría cualquier otra persona como yo.
Las motivaciones son individuales, cada uno puede tener en
su interior un pequeño fuego que apagar con cada una de sus acciones diarias. Sin
embargo, lo que realmente es importante para mí de este viaje, son los
objetivos. Y casi nadie me ha preguntado por ellos…
Por supuesto, existen los objetivos comunes. Una no viaja
sola, me acompañan una maestra, un sociólogo, algunos ingenieros, un mago, y ¡hasta
un cojo! Hay una agenda que cumplir y mucho trabajo por hacer. Pero me vais a
permitir ser un poquito egoísta y hablar de mis objetivos personales.
Es muy sencillo: se trata de abrir los ojos. De ver qué hay
fuera de la burbuja. Se trata de sentir como sienten, de vivir como viven, de
comer lo que comen, de compartir sus días, su tiempo; se trata de escuchar lo
que tienen que decir.
Y quizás, sólo quizás, después de eso podremos ayudarles a
encontrar cómo superar sus propios límites, a crearse su propia burbuja, si
quieren... Porque, que alguien me explique, ¿quiénes somos nosotros para intentar
crear e imponer la nuestra? ¿quiénes somos para decirles qué es lo que tienen
que hacer. Escuchémosles. Mi objetivo es aprender a entender sus vidas, sus metas, pero que lo digan ellos, quiero oírlo con su
voz.
Para conseguir mis objetivos, estoy preparando mi equipaje:
es muy importante llevar todo lo necesario para cumplirlos. Por eso, estoy haciendo
mi maleta desde hace días: cuanto más ligera es tu mochila, más lejos te
permite llegar:
-
Pantalones desmontables
-
Ganas de aprender
-
Pintura pizarra
-
¡Pasaporte!
-
Botas impermeables
-
Mucha ilusión
-
Tizas de colores
-
Botiquín
-
Un poquito de miedo
-
Y por supuesto, repelente de insectos y
mosquitera, para formar mi pequeña burbuja acondicionada, (no vaya a ser…)
Pintaré mis objetivos con algunas tizas de colores. Pero también llevo tizas extra, para que ellos puedan también pintar los
suyos.
Una entrada escrita por : Lidia Arribas Terradillos
Muy bueno!!
ResponderEliminarMuy interesante y totalmente de acuerdo. Feliz viaje y esperamos que nos cuentes tu experiencia a la vuelta. Un abrazo
ResponderEliminarFeliz viaje y disfruta coloreando con las tizas de colores, por favor cuida de tod@s pero en especial del "cojo"
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Pedro