domingo, 21 de julio de 2013

TIZAS DE COLORES

“Pero… ¿te vas a Congo?”; “ ¿ y eso? ”; “Ten mucho cuidado…”; “Y… ¿qué vas a hacer allí?”

La gente se sorprende. No creen que vayas a ser capaz de soportarlo, o simplemente no entienden por qué dedicas las vacaciones de todo un año a meterte en un país que no conoces, que no tiene infraestructuras de transporte, que sale en las noticias cada día por culpa de una guerra interminable; un país ajeno, que no te va ni te viene, un país que queda muy lejos y cuyo alcance no puede penetrar en la burbuja acondicionada en la que nos encontramos, llena de comodidades y sin mosquitos que transmitan enfermedades mortales. Entonces ¿para qué ir?

Algunos piensan que, simplemente, te aburres.
Algunos piensan que estás loca.
Algunos te admiran.
Algunos creen que vas porque te hace sentir mejor, que tu ego se ve colmado y que así puedes sacar de tu cabeza esa “culpabilidad” que un poco todos llevamos dentro.
Algunos te animan, te dan consejos, te apoyan de verdad.
Otros, aunque no lo entiendan, también te apoyan (¡qué remedio!)

No existe una sola explicación: existen muchas razones para ir. Sería imposible explicarlas todas aquí, dejarías de leer. Supongo que son las mismas razones que tendría cualquier otra persona como yo.
Las motivaciones son individuales, cada uno puede tener en su interior un pequeño fuego que apagar con cada una de sus acciones diarias. Sin embargo, lo que realmente es importante para mí de este viaje, son los objetivos. Y casi nadie me ha preguntado por ellos…

Por supuesto, existen los objetivos comunes. Una no viaja sola, me acompañan una maestra, un sociólogo, algunos ingenieros, un mago, y ¡hasta un cojo! Hay una agenda que cumplir y mucho trabajo por hacer. Pero me vais a permitir ser un poquito egoísta y hablar de mis objetivos personales.
Es muy sencillo: se trata de abrir los ojos. De ver qué hay fuera de la burbuja. Se trata de sentir como sienten, de vivir como viven, de comer lo que comen, de compartir sus días, su tiempo; se trata de escuchar lo que tienen que decir.

Y quizás, sólo quizás, después de eso podremos ayudarles a encontrar cómo superar sus propios límites, a crearse su propia burbuja, si quieren... Porque, que alguien me explique, ¿quiénes somos nosotros para intentar crear e imponer la nuestra? ¿quiénes somos para decirles qué es lo que tienen que hacer. Escuchémosles. Mi objetivo es aprender a entender sus vidas, sus metas,  pero que lo digan ellos, quiero oírlo con su voz.

Para conseguir mis objetivos, estoy preparando mi equipaje: es muy importante llevar todo lo necesario para cumplirlos. Por eso, estoy haciendo mi maleta desde hace días: cuanto más ligera es tu mochila, más lejos te permite llegar: 

-          Pantalones desmontables
-          Ganas de aprender
-          Pintura pizarra
-          ¡Pasaporte!
-          Botas impermeables
-          Mucha ilusión
-          Tizas de colores
-          Botiquín
-          Un poquito de miedo
-          Y por supuesto, repelente de insectos y mosquitera, para formar mi pequeña burbuja acondicionada, (no vaya a ser…)


Pintaré mis objetivos con algunas tizas de colores.  Pero también llevo tizas extra,  para que ellos puedan también pintar los suyos.


Una entrada escrita por : Lidia Arribas Terradillos

3 comentarios:

  1. Muy interesante y totalmente de acuerdo. Feliz viaje y esperamos que nos cuentes tu experiencia a la vuelta. Un abrazo

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  2. Feliz viaje y disfruta coloreando con las tizas de colores, por favor cuida de tod@s pero en especial del "cojo"

    Un fuerte abrazo

    Pedro

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