lunes, 19 de agosto de 2013

INMIGRACIÓN Y LEGISLACIÓN ESPAÑOLA



La inmigración es una realidad social que siempre ha existido. Tanto antaño como ahora, los motivos que impulsan al hombre a abandonar su lugar de origen obedecen a la legítima aspiración de conseguir una mayor calidad de vida, buscando condiciones mejores, ya sean económicas o sociales.
España se ha convertido, durante los últimos años, en una de las puertas de entrada de la Unión Europea: la cercanía geográfica al continente africano y la identidad cultural y lingüística con Iberoamérica, la convierten en una elección mayoritaria para africanos y latinos, que son los dos colectivos extracontinentales de inmigrantes más numerosos.


Hace unas décadas, el desarrollo económico de nuestro país, principalmente en los sectores de construcción y turismo, propició la llegada masiva de mano de obra barata, pasando de representar al 2,5 % de la población total a mediados de los 90 a casi el 15% actual. Agricultura, construcción, servicios, comercio ambulante, que son sectores caracterizados por bajos salarios y condiciones precarias, acogieron a estos trabajadores, algunos en situaciones muy vulnerables, ya que carecían de documentación que les permitiera acceder a los procedimientosbásicos para la obtención de un permiso de residencia.
La Unión Europea, y con ella el gobierno español, ha ido aprobando normativas cada vez más restrictivas, que vulneran derechos básicos como la libre circulación de las personas, y así, por ejemplo, la llamada Directiva de la vergüenza, en 2008, amplió los plazos de detención mediante orden administrativa y facilitó las expulsiones. Asimismo, el Frontex (Agencia europea para la gestión integrada de las fronteras exteriores de los estados miembros de Unión Europea) ha incrementado sus recursos para blindar las fronteras. Más trabas a la libre circulación que, al intentar saltarlas, provocan la búsqueda de nuevos itinerarios incrementando el riesgo de accidentes y en consecuencia, más muertes. La ineficacia del Frontex para la contención de la inmigración es evidente, prueba de ello es el proceso de externalización de fronteras con el que se pretende trasladar la responsabilidad en el control a los países de tránsito, en los que se subcontratan las medidas de detención y de repatriación de los inmigrantes, en la mayoría de los casos sin las más mínimas garantías de respeto a los derechos básicos de éstos.
En España, los CIE's (Centros de Interna-miento de Extranjeros) suponen la definitiva criminalización de las personas migrantes, simplemente por encontrarse en una situación administrativa irregular. Los extranjeros, que en principio están allí por haber cometido una falta administrativa, pueden pasar encerrados un máximo de 60 días hasta que se dictamine la expulsión o la puesta en libertad. Aunque no son presos, están privados de libertad, y para mantener el orden y asistirlos solo hay policías, que se ven obligados a hacer las veces de funcionarios de prisiones. Sus condiciones son peores que las de la mayoría de las cárceles. Colectivos como jueces, colegios de abogados y ONG's coinciden en pedir un reglamento con la máxima urgencia; una norma que delimite con precisión las condiciones que deben tener, cómo se debe tratar a los internos y el resto de extremos como los relativos al régimen de visitas, o la asistencia sanitaria. 


He visitado durante dos meses a un maliense, que finalmente no fue expulsado por la situación política de su país, y el trato que se da tanto a los allí internados como a los visitantes es carcelario. La visita se desarrolla en una sala común para unas diez personas con un cristal por medio, que sólo se abre al comienzo para poder saludarse; el diálogo, de unos 15 minutos, mediante un teléfono, y los objetos personales, ropa, libros, monedas para las máquinas de café, y útiles de aseo que se les lleven son minuciosamente revisados por policías que permanecen presentes en toda la visita. La angustia, la soledad de muchos de los internos se agrava al no poder ser visitados por sus familiares y amigos, ya que si éstos están también en situación irregular carecen de la documentación que se solicita para poder acceder al centro.
Las repatriaciones suelen ser traumáticas, a menudo esposados para evitar resistencias, y con grave riesgo de persecución y muerte en casos como el reciente de 54 congoleños deportados a finales de marzo desde el CIE de Aluche (Madrid) a la Republica Democrática del Congo, donde fueron internados en un centro penitenciario de Kinshasa hasta que se compruebe si son contrarios al régimen gobernante.
Conseguir la tarjeta de residencia y trabajo, objetivo prioritario de los inmigrantes para abandonar su situación irregular, conlleva, entre otros requisitos, acreditar haber residido en España durante tres años y contar con un contrato de trabajo, condicionado a la obtención del permiso. El empresario que firme el contrato habrá de acreditar solvencia económica, pago de impuestos, necesidad de contratación y otros extremos que, en la práctica, disuaden a muchos de ellos de realizarlo. Además, la mayoría de las denegaciones de las solicitudes de los permisos de residencia y trabajo son por causas o defectos imputables al contratante, que, en ocasiones, ha cobrado a la persona necesitada por hacerles "el favor", sabiendo que ésta no puede denunciarle dada su situación irregular. Los que emplean muchas veces se aprovechen de esta situación, pagando unos salarios muy bajos y con jornadas más largas de las reguladas en la legislación laboral.
Marina, ecuatoriana, trabaja interna desde su llegada hace 4 años cuidando a un señor mayor. No conoce horarios ni vacaciones, hace las tareas de la casa, acompaña al anciano a médicos y paseos, le vela en sus enfermedades e ingresos en el hospital y para obtener su permiso de residencia ha convenido con el empleador en pagar ella toda la cuota de la seguridad social, con lo cual su sueldo, ya de por sí bajo, ha menguado. No obstante, se siente agradecida a sus explotadores por facilitarle el contrato, como si fuera un favor y no su pleno derecho.
Las personas en esta situación se ven afectadas en su salud, sufren estrés, ansiedad, miedo a ser detenidos, ya que, aunque en la mayoría de los casos no son expulsados, son llevados a comisaría para su identificación y se les abre un expediente que finaliza con la imposición de una multa de 501 €; cantidad desorbitada para salarios como los suyos, que a veces no pueden pagar, y que, en algunos casos, se duplican o triplican, al ser detenidos más de una vez, dado que sus rasgos no les permiten pasar desapercibidos.
Gabriela, hondureña, trabaja duramente toda la jornada en diversas casas para enviar dinero a su familia en su país, donde ha dejado dos hijos pequeños. Me cuenta que el llegar a casa por la noche sin haber sido detenida lo considera un privilegio, aunque para ello haya tenido que bajarse en otras estaciones de metro tratando de evitar aquellas en las que se supone mayor control policial. Los domingos no trabaja, pero tampoco lo aprovecha para salir, le da miedo pasear o circular libremente.
Actualmente, con la crisis económica, miles de inmigrantes, al ser despedidos de sus trabajos, se han convertido de nuevo en irregulares, pues no solamente lo son áquellos que entraron “ilegalmente”, sino también los que siendo legales perdieron la tarjeta de residencia y de trabajo, ya que para renovarla hay que aportar un contrato de trabajo y la cotización de seis meses en la Seguridad Social. 


Recientemente se han aprobado unas modificaciones en el sistema sanitario que nuevamente recorta sus derechos: a partir de ahora los inmigrantes mayores de edad sin regularizar sólo tendrán derecho a la asistencia médica de urgencia; lo que, de hecho, va a suponer la interrupción de tratamientos y el empeoramiento de su calidad de vida, ya, en muchos casos, deficiente.
En esta situación precaria el retorno a su país de origen es una decisión dolorosa para ellos, supone un fracaso y frustración : pierden los bienes, que con tanto esfuerzo consiguieron, y retornan sin un status mejor, evidencian lo que desde aquí ocultan de sus dificultades, se ve interrumpida la formación de sus hijos, …
Leonardo, técnico medio en Perú, albañil durante siete años en España, consiguió reagrupar a su familia hace tres años. Ahora, con más de un año sin encontrar empleo, se debate entre la duda de regresar a su país o permanecer aquí. Sufre vergüenza de regresar allá, afrontar los comentarios de la familia, tener que empezar de nuevo; pero aquí, estar sin empleo, depender de los ingresos de su mujer, pasar el día en la casa, evitar caer en la bebida como otros amigos, le hace sentirse amargado, sin valor. Si finalmente se decide por el regreso, su mujer e hijos quedarán aquí, para no cortar su formación, con lo cual sufrirá, adicionalmente, de esa separación.
Frente a la ideas que culpan a la inmigración del aumento del paro o de la delincuencia, y que los ve como únicos destinatarios de ayudas sociales, la realidad es que la llegada de personas de otros lugares es una gran riqueza, ya que transforman el tejido social donde se insertan con nuevas pautas culturales. Valores que, actualmente, se están perdiendo en nuestra sociedad siguen vigentes en sus costumbres y relaciones como el respeto a los mayores o las celebraciones comunitarias.
Asimismo, desde el punto de vista económico, su aportación ha sido y es importante: ha aumentado la afiliación y cotización a la Seguridad Social, con una contribución neta mayor a la financiación de los servicios públicos al ser bajo el porcentaje de su población dependiente y se ha frenado la regresión demográfica, gracias al mayor número de nacimientos que provienen de la población inmigrante.

Escrito por : Milagros Rodríguez (publicado en el nº 162 de la revista Africana). 

domingo, 28 de julio de 2013

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA ACTUAL REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DE CONGO



Congo. Finales del siglo XIX, época de los exploradores y del comienzo del colonialismo y de la explotación a ultranza del hombre blanco al continente africano. Stanley (el de “el doctor  Livingston, supongo ”) se encuentra construyendo, por encargo del rey Leopoldo II de Bélgica, un camino por el que tender una vía férrea que recorra todo el país, de este a oeste, por la cual exportar a Europa los minerales y demás recursos que de allí se extraigan.
 Y es que en 1880, la comunidad internacional (blanca) se había reunido y decidido cómo iban a repartirse el continente africano. Esta zona le toca a Francia, ésta a Inglaterra, ésta, inmensa, que ocupa el centro de África, a Leopoldo II, rey de Bélgica.... y eso es lo que fue la actual República Democrática del Congo  hasta 1908, no una colonia belga, sino un lugar al antojo del rey Leopoldo II.
A pesar de que por la presión internacional dejara de ser juguete exclusivo del rey y los belgas quisieran convertir al Congo en un ejemplo de colonia modelo, la explotación y la dominancia de los blancos  continuaron hasta 1960. De esta época queda el idioma francés como nexo de unión entre las distintas tribus, algunas infraestructuras, ya demasiado viejas, y un comportamiento social que llama extremadamente la atención, el trato rozando lo denigrante con el que las capas altas tratan a las bajas.
Las primeras elecciones democráticas las ganó Patrik Lumumba, pero su mandato no duraría mucho. Básicamente lo que ocurrió es que los belgas (que gozaban del apoyo de Estados Unidos) no dejaron por completo de participar en el poder, por ejemplo, controlando el mando del ejército. Lumumba intentó deshacerse de este control, buscando en cierta medida el apoyo de los rusos y esto, en plena guerra fría, no sentó muy bien al Tío Sam, que organizó un complot para deponer al primer ministro. Un golpe de estado,acabó con Mobutu (militar amigo de Lumumba), comprado de por vida por las potencias capitalistas y Lumumba fusilado frente a un árbol en la noche más oscura.

Mobutu. El dictador gobernó durante más de 30 años el país con mano de hierro, 30 años que utilizó para enriquecerse vilmente (se llegó a decir que su fortuna alcanzó proporciones equivalentes a las del propio PIB del país) y que sirvieron también para que éste fuera perdiendo, poco a poco, por falta de gestión y de inversión, las pocas infraestructuras que fueron el escaso legado de los belgas. Mobutu erigió todo un sistema de culto a su persona y cada vez que alguna de sus medidas o la propia situación amenazaba con una revuelta popular, sabía cómo redirigir la atención y que la gente mirara hacia otro lado; ¿recordáis el combate Ali-Foreman, el famoso dancingin the jungle, el 30 de octubre de 1974?. ¿Y la visita del Santos de Pelé?… Mobutu sabía verdaderamente bien cómo desviar la atención del pueblo y simultáneamente alimentar su egolatría.
En el 94, en el pequeño país vecino al este del Congo, Rwanda, el grupo étnico de los hutus que se encontraba por entonces en el poder, se levantó en armas contra su tribu hermana, los tutsis, y procedió a su exterminio y al de los hutus moderados que los intentaron  proteger. Las escenas eran brutales, con cadáveres amontonándose en las iglesias, degollados por el uso de machetes como arma preferente para la matanza.Y ¿qué tiene esto que ver con la historia del Congo? Un ejército tutsi procedente de Uganda penetró en Rwanda y comenzó a desequilibrar la balanza en favor de los tutsis. Los hutus tuvieron que huir del país y se refugiaron en las montañas del este del Congo. Allá se encuentran  las minas de coltan, oro y estaño…es el inicio del conflicto .

Mobutu estaba por aquel entonces bastante debilitado. Tras el final de la guerra fría, el interés de Estados Unidos por mantener un aliado anticomunista en la región decrece y en 1996, un ejército liderado por Laurent Kabila y apoyado por los ejércitos tutsis de Uganda y Rwanda, penetra por el este del país y llega fácilmente hasta Kinshasa. Mobutu se exilia a Marruecos, el 16 de mayo de 1997,  y muere poco más tarde, en septiembre de ese mismo año,  aquejado de cáncer .
El apoyo de Rwanda y Uganda a Kabila no era para nada altruista y estos países reclaman para sí parte de los territorios del este del Congo. El conflicto estalla en el 98, con la invasión militar de los ejércitos rwandes y ugandés de las provincias del Kivu, que aprovechan la presencia de los exiliados hutus para justificar en parte su entrada. La lucha real es por hacerse con el control de las minas que se encuentran en esta zona. En 2001, cuando la única salida al conflicto es buscar un acuerdo entre las tres partes, algo a lo que Kabila se niega, un atentado cuyos autores siguen sin conocerse, le quita la vida el 18 de enero . Su hijo, Joseph Kabila, ocupa el poder y comienza un proceso de democratización de las instituciones que desemboca en las primeras elecciones libres del país tras la dictadura. Es él mismo, Joseph Kabila, quien se erige vencedor. En 2011 renovó su mandato en unas elecciones bastante menos transparentes y creíbles. 

El conflicto en el este del país prosigue y se ha convertido en uno de los más sangrientos. Más de cuatro millones de muertes, miles de personas desplazadas, violencia sexual …   Para el resto del país esta guerra es un lastre que impide avanzar en el camino al desarrollo. Además de las pérdidas puramente humanas, la situación impide que sea el propio estado el que explote los recursos de la zona. También las inversiones extranjeras son escasas debido a la inestabilidad que la guerra provoca.
Es en este contexto histórico en el que nos movemos y lo que puede ayudar a explicar algunas de las cosas que observamos: la extrema pobreza, los brutales contrastes (gente con mucho dinero, gente con muy muy poco dinero),lo anticuado de las estructuras públicas,  el tremendo respeto al hombre blanco, el servilismo de la gente sin poder (sin dinero) a la gente con poder, la extrema importancia de la familia como hilo conductor de la vida social, la jerarquía de mando asociada a la edad.
Y por ello resulta tal vez tan sorprendente descubrir que en este ambiente de falta de lo más básico, de carencia de lo imprescindible, la gente sea capaz de compartir contigo todo lo que tiene, que te abran las puertas de sus casas, te den de comer de su comida, que sean tan tan amables.
Sus ganas de crecer, de desarrollarse, de que su situación mejore están ahí. Intentemos ayudarles a que lo consigan.

Una entrada escrita por : Pablo Gómez miembro de Tracaf

domingo, 21 de julio de 2013

TIZAS DE COLORES

“Pero… ¿te vas a Congo?”; “ ¿ y eso? ”; “Ten mucho cuidado…”; “Y… ¿qué vas a hacer allí?”

La gente se sorprende. No creen que vayas a ser capaz de soportarlo, o simplemente no entienden por qué dedicas las vacaciones de todo un año a meterte en un país que no conoces, que no tiene infraestructuras de transporte, que sale en las noticias cada día por culpa de una guerra interminable; un país ajeno, que no te va ni te viene, un país que queda muy lejos y cuyo alcance no puede penetrar en la burbuja acondicionada en la que nos encontramos, llena de comodidades y sin mosquitos que transmitan enfermedades mortales. Entonces ¿para qué ir?

Algunos piensan que, simplemente, te aburres.
Algunos piensan que estás loca.
Algunos te admiran.
Algunos creen que vas porque te hace sentir mejor, que tu ego se ve colmado y que así puedes sacar de tu cabeza esa “culpabilidad” que un poco todos llevamos dentro.
Algunos te animan, te dan consejos, te apoyan de verdad.
Otros, aunque no lo entiendan, también te apoyan (¡qué remedio!)

No existe una sola explicación: existen muchas razones para ir. Sería imposible explicarlas todas aquí, dejarías de leer. Supongo que son las mismas razones que tendría cualquier otra persona como yo.
Las motivaciones son individuales, cada uno puede tener en su interior un pequeño fuego que apagar con cada una de sus acciones diarias. Sin embargo, lo que realmente es importante para mí de este viaje, son los objetivos. Y casi nadie me ha preguntado por ellos…

Por supuesto, existen los objetivos comunes. Una no viaja sola, me acompañan una maestra, un sociólogo, algunos ingenieros, un mago, y ¡hasta un cojo! Hay una agenda que cumplir y mucho trabajo por hacer. Pero me vais a permitir ser un poquito egoísta y hablar de mis objetivos personales.
Es muy sencillo: se trata de abrir los ojos. De ver qué hay fuera de la burbuja. Se trata de sentir como sienten, de vivir como viven, de comer lo que comen, de compartir sus días, su tiempo; se trata de escuchar lo que tienen que decir.

Y quizás, sólo quizás, después de eso podremos ayudarles a encontrar cómo superar sus propios límites, a crearse su propia burbuja, si quieren... Porque, que alguien me explique, ¿quiénes somos nosotros para intentar crear e imponer la nuestra? ¿quiénes somos para decirles qué es lo que tienen que hacer. Escuchémosles. Mi objetivo es aprender a entender sus vidas, sus metas,  pero que lo digan ellos, quiero oírlo con su voz.

Para conseguir mis objetivos, estoy preparando mi equipaje: es muy importante llevar todo lo necesario para cumplirlos. Por eso, estoy haciendo mi maleta desde hace días: cuanto más ligera es tu mochila, más lejos te permite llegar: 

-          Pantalones desmontables
-          Ganas de aprender
-          Pintura pizarra
-          ¡Pasaporte!
-          Botas impermeables
-          Mucha ilusión
-          Tizas de colores
-          Botiquín
-          Un poquito de miedo
-          Y por supuesto, repelente de insectos y mosquitera, para formar mi pequeña burbuja acondicionada, (no vaya a ser…)


Pintaré mis objetivos con algunas tizas de colores.  Pero también llevo tizas extra,  para que ellos puedan también pintar los suyos.


Una entrada escrita por : Lidia Arribas Terradillos

lunes, 15 de julio de 2013

AMBROISE BOIMBO, EL QUE ARRANCÓ LA INDEPENDENCIA DEL EX-CONGO BELGA



El día 30 de Junio de 2013, fue el quincuagésimo tercer aniversario de la Independencia de la República Democrático del Congo, antiguo Zaire. En Madrid, la Embajada Congoleña organizó un culto ecuménico en la Parroquia San Juan de Ávila, donde estuvieron presentes todas las confesiones religiosas del país.  Un culto ecuménico orando  para el fin de la guerra y por todas las víctimas de la misma, el país no está para los festejos.  La zona de los dos Kivu sigue en un conflicto armado, el más mortífero del mundo, después de la Segunda Guerra Mundial. Según Naciones Unidas, han muerto más cinco millones de personas y, aún así, sigue siendo el paradigma de conflicto olvidado. Al este de Congo se le llama la capital del mundo de las violaciones, por la absurda epidemia de delitos sexuales que ha crecido con la guerra.
En las fechas previas a este día tan señalado en el calendario congoleño, se ha recordado siempre y como es lógico, a las figuras más importantes de aquel acontecimiento histórico: Patrcice Emery Lumumba (Padre de la Independencia y el primer primero Ministro Congoleño), Joseph Kasa-Vubu (Primer Presidente Congoleño) y del Rey Balduino de Bélgica.
Con el paso del tiempo, ha ido cayendo en el olvido otro héroe nacional, que aquí quiero recordar, reivindicar su figura y rendirle un homenaje como se merece. Se trata de Ambroise Boimbo, un compatriota que confiscó la espada del Rey Baudoin, durante su  paseo triunfal por las calles de Leopoldville, actual Kinshasa, capital del país, el 29 de junio de 1960 para la declaración de la Independencia del entonces Congo Belga. Durante  los festejos de tan señalado día, Boimbo,  antiguo combatiente que más tarde se hizo electricista, llevó a cabo un acto impensable entonces: confiscar la espada real, símbolo del poder, al rey de Bélgica en  su coche descapotable.

Para que su acto no se quede en una simple anécdota,  y sin necesidad de recordar la oscura historia colonial belga en el Congo, es importante puntualizar que este país, la República Democrática del Congo, difiere de todos los demás países africanos por el hecho de que no fue una colonia belga sino  más  bien  una propiedad privada, personal  del rey Leopoldo II de Bélgica.
El Rey mandó al periodista y explorador británico, Henri Morgan Stanley, a una expedición para que le buscara a  su medida un trozo del magnífico pastel africano. Después de convencer a más de 400 jefes tribales que abandonaran sus reinados, Stanley adquirió para el enriquecimiento personal del rey belga, una superficie equivalente a 75 veces el tamaño de Bélgica.
Y tras casi 80 largos años de saqueo sistemático de los recursos, tanto humanos como naturales  del Congo,  el rey Boudoin llega para conceder la Independencia a un pueblo valiente, haciendo unas declaraciones, a mi entender, inoportunas, de que esta independencia que se va a dar al pueblo congoleño es fruto del ingenio político de su tío Leopoldo II, olvidando que este ha sido responsable  de muertes, amputaciones de brazos y violaciones de  más quince  millones  de víctimas congoleñas. Es  en este contexto insultante para la dignidad humana que  Ambroise Boimbo, desafió  así a la autoridad establecida como diciendo muy alto y claro “No recibimos esta libertad en forma de regalo real, lo hemos arrancado con sufrimiento y sacrificio”.
La suerte que corrió Ambroise Boimbo después de este instante, que puede ser condenable, es lo de menos. Lo que realmente queda en la historia, es el poder simbólico de su acto, inmortalizado por el fotógrafo alemán Robert Lebeck.
Para muchos congoleños, la declaración de la Independencia no se hizo por el discurso del rey el 30 de Junio de 1960, si no por la confiscación de la espada un día antes (29 de Junio de 1960).
De aquí mi sincero homenaje a este héroe discreto que murió en 1989, que permaneció en el anonimato hasta que un equipo de periodistas belgas, motivado hace tres años por el  quincuagésimo aniversario de la independencia del Congo, investigaron sobre su persona y encontraron su sepultura.
Por Papy Sylvain Nsala (Sociólogo y politólogo congoleño en Madrid)