Congo. Finales del siglo XIX,
época de los exploradores y del comienzo del colonialismo y de la explotación a
ultranza del hombre blanco al continente africano. Stanley (el de “el doctor Livingston, supongo ”) se encuentra construyendo,
por encargo del rey Leopoldo II de Bélgica, un camino por el que tender una vía
férrea que recorra todo el país, de este a oeste, por la cual exportar a Europa
los minerales y demás recursos que de allí se extraigan.
Y es que en 1880, la comunidad internacional
(blanca) se había reunido y decidido cómo iban a repartirse el continente
africano. Esta zona le toca a Francia, ésta a Inglaterra, ésta, inmensa, que
ocupa el centro de África, a Leopoldo II, rey de Bélgica.... y eso es lo que
fue la actual República Democrática del Congo hasta 1908, no una colonia belga, sino un
lugar al antojo del rey Leopoldo II.
A pesar de que por la presión
internacional dejara de ser juguete exclusivo del rey y los belgas quisieran
convertir al Congo en un ejemplo de colonia modelo, la explotación y la
dominancia de los blancos continuaron
hasta 1960. De esta época queda el idioma francés como nexo de unión entre las distintas
tribus, algunas infraestructuras, ya demasiado viejas, y un comportamiento
social que llama extremadamente la atención, el trato rozando lo denigrante con
el que las capas altas tratan a las bajas.
Las primeras elecciones
democráticas las ganó Patrik Lumumba, pero su mandato no duraría mucho.
Básicamente lo que ocurrió es que los belgas (que gozaban del apoyo de Estados
Unidos) no dejaron por completo de participar en el poder, por ejemplo,
controlando el mando del ejército. Lumumba intentó deshacerse de este control,
buscando en cierta medida el apoyo de los rusos y esto, en plena guerra fría,
no sentó muy bien al Tío Sam, que organizó un complot para deponer al primer
ministro. Un golpe de estado,acabó con Mobutu (militar amigo de Lumumba),
comprado de por vida por las potencias capitalistas y Lumumba fusilado frente a
un árbol en la noche más oscura.
Mobutu. El dictador gobernó
durante más de 30 años el país con mano de hierro, 30 años que utilizó para
enriquecerse vilmente (se llegó a decir que su fortuna alcanzó proporciones
equivalentes a las del propio PIB del país) y que sirvieron también para que éste
fuera perdiendo, poco a poco, por falta de gestión y de inversión, las pocas
infraestructuras que fueron el escaso legado de los belgas. Mobutu erigió todo un
sistema de culto a su persona y cada vez que alguna de sus medidas o la propia
situación amenazaba con una revuelta popular, sabía cómo redirigir la atención
y que la gente mirara hacia otro lado; ¿recordáis el combate Ali-Foreman, el
famoso dancingin the jungle, el 30 de octubre de 1974?. ¿Y la visita del Santos
de Pelé?… Mobutu sabía verdaderamente bien cómo desviar la atención del pueblo
y simultáneamente alimentar su egolatría.
En el 94, en el pequeño país
vecino al este del Congo, Rwanda, el grupo étnico de los hutus que se
encontraba por entonces en el poder, se levantó en armas contra su tribu hermana,
los tutsis, y procedió a su exterminio y al de los hutus moderados que los
intentaron proteger. Las escenas eran
brutales, con cadáveres amontonándose en las iglesias, degollados por el uso de
machetes como arma preferente para la matanza.Y ¿qué tiene esto que ver con la
historia del Congo? Un ejército tutsi procedente de Uganda penetró en Rwanda y
comenzó a desequilibrar la balanza en favor de los tutsis. Los hutus tuvieron
que huir del país y se refugiaron en las montañas del este del Congo. Allá se
encuentran las minas de coltan, oro y
estaño…es el inicio del conflicto .
Mobutu estaba por aquel
entonces bastante debilitado. Tras el final de la guerra fría, el interés de
Estados Unidos por mantener un aliado anticomunista en la región decrece y en
1996, un ejército liderado por Laurent Kabila y apoyado por los ejércitos
tutsis de Uganda y Rwanda, penetra por el este del país y llega fácilmente hasta
Kinshasa. Mobutu se exilia a Marruecos, el 16 de mayo de 1997, y muere poco más tarde, en septiembre de ese
mismo año, aquejado de cáncer .
El apoyo de Rwanda y Uganda a
Kabila no era para nada altruista y estos países reclaman para sí parte de los
territorios del este del Congo. El conflicto estalla en el 98, con la invasión
militar de los ejércitos rwandes y ugandés de las provincias del Kivu, que aprovechan
la presencia de los exiliados hutus para justificar en parte su entrada. La
lucha real es por hacerse con el control de las minas que se encuentran en esta
zona. En 2001, cuando la única salida al conflicto es buscar un acuerdo entre
las tres partes, algo a lo que Kabila se niega, un atentado cuyos autores
siguen sin conocerse, le quita la vida el 18 de enero . Su hijo, Joseph Kabila,
ocupa el poder y comienza un proceso de democratización de las instituciones
que desemboca en las primeras elecciones libres del país tras la dictadura. Es
él mismo, Joseph Kabila, quien se erige vencedor. En 2011 renovó su mandato en
unas elecciones bastante menos transparentes y creíbles.
El conflicto en el este del
país prosigue y se ha convertido en uno de los más sangrientos. Más de cuatro
millones de muertes, miles de personas desplazadas, violencia sexual … Para el resto del país esta guerra es un
lastre que impide avanzar en el camino al desarrollo. Además de las pérdidas
puramente humanas, la situación impide que sea el propio estado el que explote
los recursos de la zona. También las inversiones extranjeras son escasas debido
a la inestabilidad que la guerra provoca.
Es en este contexto histórico
en el que nos movemos y lo que puede ayudar a explicar algunas de las cosas que
observamos: la extrema pobreza, los brutales contrastes (gente con mucho
dinero, gente con muy muy poco dinero),lo anticuado de las estructuras públicas, el tremendo respeto al hombre blanco, el
servilismo de la gente sin poder (sin dinero) a la gente con poder, la extrema
importancia de la familia como hilo conductor de la vida social, la jerarquía
de mando asociada a la edad.
Y por ello resulta tal vez
tan sorprendente descubrir que en este ambiente de falta de lo más básico, de
carencia de lo imprescindible, la gente sea capaz de compartir contigo todo lo
que tiene, que te abran las puertas de sus casas, te den de comer de su comida,
que sean tan tan amables.
Sus ganas de crecer, de
desarrollarse, de que su situación mejore están ahí. Intentemos ayudarles a que
lo consigan.
Una entrada escrita por : Pablo Gómez miembro de Tracaf