Esta medida,
se encuadra dentro de los esfuerzos del ejecutivo para reducir la economía
informal e incrementar los ingresos públicos. Sin embargo, es indudable que
medidas de este tipo impulsan una mayor tasa de bancarización del país que
puede a su vez potenciar el desarrollo económico logrando una mejora en el
clima empresarial del país.
Mientras en
los países desarrollados el sector financiero se está convirtiendo en objeto de todo tipo de críticas por
comportamientos y errores que no entraremos a analizar aquí, es necesario
detenerse a analizar como un sector financiero desarrollado y accesible puede
ayudar al desarrollo de un país.
Aunque la
relación causal entre el desarrollo del sector financiero y el crecimiento
económico de un país siempre ha generado controversia entre los economistas, es
indudable la relación entre ambas variables. En 1911 Schumpeter ya
adelantaba que el desarrollo de servicios financieros en una economía
estimulaba la innovación tecnológica y
el crecimiento económico. Un informe
publicado el año pasado por el Banco Mercantil de Venezuela muestra que el
grado de correlación entre el Índice de Desarrollo Humano (indicador del
desarrollo de un país de la ONU) medido entre 1970 y 2009 para Venezuela y su grado
de bancarización (medido en número de sucursales) alcanza el 0,9255 (un valor
de 1 indicaría una correlación perfecta). En otros países latinoamericanos como
Brasil, Chile, Colombia, México y Perú esta correlación también se ha
mostrado elevada.
El acceso a este
tipo de servicios por parte de las rentas más bajas de un país se muestra como
un factor diferenciador clave entre las economías desarrolladas y en vías de
desarrollo, aunque es probable que la causalidad en este factor sea inversa, es
decir, a mayor desarrollo económico las entidades tendrán mayores incentivos
para atraer clientes en los grupos de renta inferiores. Por lo tanto, hay dudas
sobre el impacto de la accesibilidad a servicios financieros por parte de las
rentas más bajas en el crecimiento económico.
Por otro lado,
la estabilidad del sector bancario y su predictibilidad facilitan las
iniciativas inversoras promoviendo consecuentemente el desarrollo económico.
Por supuesto, para que esto se dé es necesario un país con unas instituciones
estables y con capacidad de acción que puedan regular y supervisar la actuación
de los agente privados. Esto último continúa siendo en gran medida el principal
problema de muchos países que cuentan con estados fallidos incapaces de regular
la actividad económica en sus países.
Por lo tanto,
la medida de impulso al sector bancario por parte del gobierno de la RDC no
solo mejoraría la capacidad redistributiva del Estado mediante el incremento de
su capacidad fiscalizadora, esta iniciativa también podría servir para
potenciar el crecimiento económico del país si el desarrollo del sector
financiero es capaz de actuar como palanca para la mejora de las condiciones
empresariales en el país. Para ello, como hemos comentado anteriormente, es
necesario que se den las condiciones de estabilidad y capacidad de control
público necesarias.
Una entrada escrita por: Antonio Bermúdez