domingo, 4 de mayo de 2014

UN FUTURO MEJOR



Desde que llegamos a Lomela, hemos podido conocer a mucha gente. Con quienes más hemos podido profundizar, dentro del tiempo del que disponemos, ha sido con los jóvenes.
Para empezar, son los que hablan francés, ya que en el  colegio empiezan a estudiarlo a los 6 años, y hasta que no son un poco más mayores no lo hablan bien y sin timidez. Por otro lado, no tienen  ningún miedo a dar su opinión, algo que para nosotros ha sido una gran fuente de información.  Son conscientes de la situación de su país, se interesan por la política, la moda y la actualidad, e intentan estar al día, dentro de lo que pueden. Incluso las chicas parece que empiezan a tomar consciencia de que son iguales que los chicos, aunque aún queda mucho trabajo por hacer en ese campo, ya que se casan y tiene hijos muy jóvenes. De hecho, hay muchos casos de abandono en el instituto porque se quedan embarazadas.

Sin embargo los hombres, en ocasiones (raras), pueden seguir estudiando a pesar de estar casados. Es el caso de nuestro amigo Freddy, que si todo va bien podrá marcharse a Kinshasa el próximo curso para comenzar la universidad. Tiene 23 años, es despierto, con iniciativa y asertividad, esa palabra tan de moda últimamente…  Está casado y tiene una niña de 6 meses.
Cabe decir que, llegar de Lomela a Kinshasa, donde están las universidades, no es precisamente tarea fácil. Para empezar se debe llegar a Lodja por transporte terrestre: en moto (unas 8 horas) o en coche (unas 6 horas), esto si tienes suerte porque, si no puedes permitírtelo, te toca a pie o en bicicleta.
Conseguir un vehículo es complicado, básicamene porque no hay. Es necesario coincidir con alguien que vaya para allá, o alquilar una moto con conductor. Los vehículos no son algo que tenga todo el mundo. De hecho, una gran mayoría de la gente nunca ha montado en un coche (de ahí las imágenes que todos hemos visto de grupos de niños en África corriendo detrás de los coches). Además, hay que llenar el depósito de carburante, para lo que es necesario traerlo de Lodja en bidones, y el transporte obviamente repercute en el precio final del producto. No voy a entrar en detalles del estado de la carretera-más-bien-camino de tierra lleno de socavones que une las dos poblaciones.
Una vez consigues llegar a Lodja, debes tener un billete de avión (más bien avioneta), que te dejará en Kinshasa. El coste es de 700 dólares americanos ida y vuelta. Aquí no hay Ryanair, ni competencia, el vuelo sale dos veces por semana (tiene la misma frecuencia que la ruta contraria, de Kinshasa a Lomela) y, por supuesto, no existe el Yield Management. Es decir, no tienes la posibilidad de conseguir un vuelo más barato, el precio final siempre será de 350 dólares por trayecto, y no hay ningún descuento si compras los dos trayectos.
Una vez has llegado a Kinshasa, necesitas pagar la matrícula de la universidad, encontrar alojamiento y comer. (Y costear los materiales... y pagar por el material necesario...y echar de menos a tu familia, a tu mujer y a tu hija). 

Para finalizar los estudios que a Freddy le gustaría hacer, necesitaría estar en Kinshasa durante 6 años ( y aprobar todo a la primera, claro…) Sin embargo, él dice que, como su familia es pobre, se conforma con poder terminar los primeros años y, si tiene suerte, hacer la especialización. Le pregunté si en algún momento iba a poder llevar consigo a su mujer y a su hija, teniendo en cuenta que podría estar allí 6 años… Freddy no lo sabe, espera que sí… pero se inclina más hacia el no…
Sin embargo, eso es lo que más desea Freddy: ir a la universidad. Le apasiona la informática y sueña con un futuro mejor para él y su familia. Freddy tiene suerte, mucha suerte. Hemos conocido a muchos jóvenes que nos han pedido ayuda para poder hacerlo, pero no es tan fácil…
La matrícula está entre los 250 y 300 dólares americanos al año.

Justin, de 19 años, es profesor de Física y Química en el instituto de Lomela y ha llegado aquí desde su lugar natal, a 350 Km de distancia, para enseñar, a cambio de un salario que nunca llega, porque el estado ha abandonado completamente la educación. Justin terminó el instituto y vino a Lomela, lejos de su familia, y sueña con ir a la universidad.  
Terese, la hermana de Freddy, no tiene los medios para ir, también nos ha pedido ayuda económica. A Jacko le gustaría ser médico. Además le encanta la fotografía, y cuando vio mi cámara me preguntó que cuanto costaba una cámara así en España. Cuando se lo dije, me dijo que era muy caro, que no podía permitírselo, al igual que la universidad. En Lomela es el “fotógrafo oficial”, ha conseguido una cámara simple y se dedica a hacer e imprimir fotos. Alexandre empezó la carrera de medicina, pero tuvo que dejarla por falta de medios. Podría seguir, pero creo que no es necesario. 

Son historias reales de gente que sueña con estudiar, que tiene la ambición de progresar para tener algo que poder ofrecerle a su familia y la inquietud de aprender y conocer lo que se esconde más allá de su humilde poblado. Historias de personas que simplemente sueñan con un futuro mejor.


Este post ha sido escrito por Lidia A.

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